Durante siglos, los estereotipos de género han marcado miles
de generaciones. Sin darnos cuenta desde que somos concebidos, nuestros padres
condicionan la que será nuestra identidad al nacer, el tan escuchado “es niño”
o “es niña”, generalmente, es el parteaguas del futuro de cada individuo. Y es
que, aunque pareciera imposible de creer a la edad de 2 o 3 años, niños y niñas
saben que etiqueta de género les corresponde, y empiezan a jugar un rol de acuerdo
a lo que les enseñan en casa, ¿Y vas a decir y esto que tiene que ver con el
deporte? ¡Pues mucho!
Siempre se ha dicho que las mujeres somos menos activas
físicamente desde el nacimiento, siendo llamadas por algunos como “las
delicaditas, las frágiles, etc.”, pero lo que la gente no ve, es que este mito
fisiológico viene de la educación sexista de nuestra sociedad ¿Por qué? Porque
a las niñas se les viste con vestido o falda y esto limita mucho su actividad
motora, lo que les impide moverse con mayor facilidad; un ejemplo de ello es
subir a los árboles o saltar sin que se te levante el vestido para evitar mostrar
la ropa interior, además que, a partir de ese momento empiezan limitaciones
como “ese juego no es para niñas”.
En fin, la imagen y participación de la mujer en todos los
ámbitos de nuestra sociedad es un derecho humano que pese a ser fundamental, no
se respeta de manera igualitaria, debido a los papeles sociales que
estereotipadamente se consideran correctos. Porque ser mujer siempre ha sido crece,
cásate, luce hermosa y una figura perfecta para que tu esposo no te deje, cuida
a tus hijos, etcétera; y es que lo anterior no es “incorrecto”, el punto aquí, es
que la mujer decida por ella misma, sin que el cliché social la presione a
tomar decisiones por encima de sus verdaderos objetivos.
La no participación de las mujeres en los deportes se
remonta a la antigua Grecia, en donde eran excluidas no solo como atletas si no
también como espectadoras, además que únicamente podían asistir quienes estaban
solteras; fue hasta el año 1900 en París, pese a la negativa que tuvo durante
años el creador de los Juegos Olímpicos, Pierre Coubertin, que la mujer se hizo
presente exclusivamente en dos disciplinas: golf y tenis.
Con el paso de los años, el número de atletas fue
incrementando hasta llegar a nuestros días, en donde por primera vez en la
historia, se espera que, para los Juegos Olímpicos de Tokio, compitan la misma
cantidad de hombres y mujeres, pero no solo eso, sino que también lo hagan en
casi todas las disciplinas, porque a la fecha, gimnasia rítmica y nada
sincronizado es exclusivamente un deporte para féminas, así como lucha
grecorromana para los varones.
Pese a la incursión y sobre todo la lucha por la igualdad en
el ámbito deportivo, es nuestra sociedad el más cruel juez de las atletas que
rompen con los estereotipos de género. Tal es el caso de la mexicana Soraya Jiménez,
primera mujer en conseguir una medalla de oro para México en los Juegos
Olímpicos de Sidney, luego de levantar un total de 225.5 kg un 18 de septiembre
del año 2000. Otro caso también en México, es el de Ana Gabriela Guevara, campeona
mundial en atletismo, y medallista olímpica; y el más reciente, es el de la
gimnasta Alexa Moreno; las tres fueron duramente juzgadas por su aspecto físico,
una por no contar con una figura “estética” y las otras dos por no lucir lo
suficientemente femeninas.
Personalidades como Billie Jean King y Serena Williams han
sido pieza clave para que el tenis hoy por hoy sea el deporte más igualitario, por
otro lado, Sarah Thomas, primera mujer árbitro en participar en un Super Bowl,
percibe un sueldo anual de 250 mil dólares, mayor que el de algunos oficiales
varones.
Aunque el avance es evidente, la brecha salarial no es ajena
en el ámbito futbolístico, tan solo en la Liga BBVA MX Femenil el 90% de las jugadoras reciben sueldos que no
superan los 316 dólares mensuales, en el 2019 las mejores pagadas fueron
Nayeli Rangel de Tigres y Mónica Ocampo del Club Pachuca, quienes ganaron unos
356.000 pesos en el año, que es nada, comparado a los 4.6 millones de dólares
que gana actualmente el delantero francés André-Pierre Gignac (Club Tigres) o
bien a un sueldo de Neymar y de Cristiano Ronaldo.
La Asociación Nacional de Baloncesto Femenino de los Estado
Unidos, es la liga femenina con el salario más alto, sin embargo, las atletas
ganan solo una quinta parte del salario más bajo de un basquetbolista de la NBA.
Lo que, si es una realidad, es que para ver cambios, como
mujeres el involucrarnos no solo en el ámbito deportivo es de suma importancia,
y los CrossFit Games que iniciaron en el 2007 son una prueba de que esa evolución
es posible; estas atletas vinieron a reivindicar que una figura musculosa
también es sexy, pero sobre todo que una mujer puede ser fuerte no solamente de
espíritu.
Al momento, Islandia es el primer país del mundo en obligar
a las empresas a pagar a hombres y mujeres de forma equitativa, en Noruega se igualó
el sueldo de sus Selecciones tanto varonil como femenil. ¿Y en el resto del
mundo para cuándo?
Somos la generación del cambio, somos quienes estamos
cuestionando las reglas sociales, así como sus estereotipos establecidos hace siglos.
No permitas que las etiquetas sociales te limiten, no permitas que te digan que
por nadar o levantar pesas tu espalda se hará ancha y ya no lucirás bonita, no
permitas que te digan que por practicar un deporte de contacto cambiara tu orientación
sexual, pero por favor, jamás permitas se metan con tu sueños y metas, esa eres
tú.
Si no existe un camino, créalo tú, si no existe el momento
también hazlo tú, levanta tu voz y sigue, busca la felicidad a tu manera, tal como
lo han hecho todas las mujeres que antes que nosotras, lucharon por los derechos
que tenemos hoy.