2021
OPINIÓN Colaboraciones

¿Y por qué no? la participación de las mujeres en la política.

La invisibilización de nuestro actuar político ha sido sistemático. La lucha de las mujeres por el derecho al voto en México iniciada desde 1916 es un tema que solo personas académicas dedicadas a tratarlo conocen, y no es casualidad, es causalidad. El sentimiento de no merecer un puesto de representación se nos ha sido insertado desde pequeñas, creer que no somos sujetas de derechos ha sido maquinado desde esa política que se ha construido como nuestra sociedad: patriarcal, y que se ha vuelto el referente de lo que debe ser inherentemente.

Este año comienza una jornada electoral y la búsqueda de un refrendo de apoyo ciudadano al partido en el poder, Morena, o eso es lo que inunda las columnas de los periodistas de opinión; pero, para las mujeres es una contienda y una oportunidad histórica que se nos debía hace mucho. Los partidos políticos recién se han comprometido por una democracia paritaria y libre de violencia de género, y aunque varios organismos lo celebran como una jugada de avanzada, también pone de manifiesto la violencia política que hemos vivido en un país que se presume democrático en donde la mayoría de la población son mujeres.

Es cuestionada siempre la incursión de una mujer a la política, como casi cualquier cosa que tiene un escrutinio diferente en un mundo que sigue teniendo una mirada misógina y que no es capaz de asumir las capacidades de las mujeres fuera del hogar y en la cama. Es también cuestionada desde espacios feministas que no ven en la participación política de una democracia representativa la solución a los problemas que como mujeres nos aquejan. Las dificultades y la mala mirada siempre las acompaña.

Las mujeres somos sujetas de derechos, los cuales nunca se nos han regalado, y deben ser ejercidos. La militancia feminista no culmina en la política pero sí la necesita. Trabajar con, por y para las mujeres es parte de una política feminista que debemos mostrar que es posible. Poner en la agenda la exigencia de nuestros reclamos y peticiones nos lo demanda.

Y como dice la joven feminista y activista chiapaneca, Lupita Ruiz Coutiño, ¿y por qué no? La aspirante a candidata a la diputación federal por representación proporcional (plurinominal) por Morena representa esa chispa de esperanza de poder hacer política feminista, interesada en conformar una agenda para el sur, ha recorrido y escuchado a diversas colectivas, organizaciones y asociaciones feministas para recoger sus voces y conglomerarlas en una propuesta sólida que resulte de las necesidades, locales, y estatales de la zona; consciente de que el territorio determina y encrudece la violencia y las opresiones que nos atraviesan. Sumar más mujeres en el congreso hará un bloque que tal vez y solo tal vez resuene tanto que por fin sean atendidas por el presidente.

El poco entendimiento acerca del feminismo en la 4T no es suficiente ante la emergencia feminicida y de impunidad a la violación de nuestros derechos. El ocupar cargos dentro de la administración pública es sumamente importante, pero también y consecuentemente más importante es que se dejen escuchar a esas voces, que decidan de verdad. Las mujeres morenistas y feministas no paran de querer demostrar lo contrario en los asuntos que necesitan su posicionamiento fuerte y claro. Citlalli Hernández, Olga Sánchez, Irma Eréndira y Rosario Piedra hacen malabar de palabrería, un galimatías pésimo a la hora de dar la cara por declaraciones del Jefe del Ejecutivo; vemos cómo las devoran los intereses electorales y políticos que están a la vuelta de la esquina y que se manifiesta como un leviatán que arrastra con convicciones,  discursos e ideologías. Son muy contadas las funcionarias que mantienen su congruencia con el movimiento y los reclamos legítimos de este, ante hechos específicos y controversiales.

La actual acusación sobre Félix Salgado Macedonio y la avalancha de declaraciones, posicionamiento y justificaciones al personaje nos deja ver la situación real que se vive en la política nacional más allá de la retórica y el discurso que se nos da desde las mañaneras.