2021
OPINIÓN Colaboraciones

Cine de Mujeres: El otro cine.


“Mi intención y mi defensa para hacer cine, era hacer “el otro cine”. Hacer el otro mundo. Las “mujeres somos la mitad de la humanidad, pero casi todo está explorado y explicado a través del hombre. La mujer explicada a través del hombre. Entonces pensé que el cine que hiciera, y todavía lo pienso hasta la fecha, que el cine que haga es el punto de vista de la mujer. No de la mujer romántica y sometida, sino al contrario, la mujer pensante.” Matilde Landeta

Hoy en día uno de los hechos más afortunados es que las salas, plataformas y medios cuentan con gran variedad de cine, series e historias de mujeres encabezadas por realizadoras, guionistas y productoras.

Aunque el porcentaje de los estrenos todavía es menor en comparación al género masculino (un ejemplo de ellos fue la entrega del Premio Ariel 2020 donde hubo solo una directora nominada en la categoría de Mejor Dirección), las creadoras siguen luchando por romper esa brecha de género, un problema al que se han enfrentado las creadoras desde las pioneras. Pero, ¿cómo surge este cine?

Hablar de la historia del cine hecho por mujeres nos remite a tiempos donde el Séptimo Arte era nuevo. Alice Guy, contemporánea de los Lumière y George Méliès, empezó desde la ficción a crear historias donde el papel de la mujer era protagonista y además abordaba temas feministas como su filme "Las consecuencias del feminismo" (1906).


El cine de mujeres se formó como un movimiento social que se da a partir de las vanguardias artísticas. En Europa habían surgido movimientos como el expresionismo alemán, el surrealismo, el dadaísmo, el formalismo ruso y el impresionismo francés que dieron origen a un tipo de cine alternativo, en el cual surgieron las primeras directoras. Germanine Dulac en el surrealismo y Maya Deren en el cine experimental, son algunos referentes que se toman como parteaguas para este nuevo cine.

Evocar a este cine requiere poner un pie en las teorías de género y la historia del feminismo. Para la década de los 70, el feminismo se encontraba en la Segunda Ola. Simone de Beauvior ya era un referente a partir de su ensayo "El segundo sexo" y las mujeres buscaban abolir estereotipos femeninos, conseguir la igualdad política, social y cultural, y la libertad sexual.

Así, este movimiento social poco a poco se reflejó en las pantallas dando lugar al cine de mujeres, acompañado de las teorías de cine feminista. Dentro del "otro cine" como lo llamaba Matilde Landeta, realizadora y guionista pionera mexicana enfocada en cambiar la industria del cine mexicano promocionando el cine por mujeres, surgieron tres tipos de cine: el cine experimental, el documental político social y cine de mujer y teorías feministas.

Barbara Zecchi, una de las teóricas de cine feminista en su libro La Pantalla Sexuada reflexiona que el cine de mujeres y las teorías feministas proponen no solo un cine feminista sino femenino. El cine de mujeres sería el interesado en hablar de la mujer y del mundo desde la mujer, y comprometido en elaborar y mostrar una “visión” o “mirada” femenina.

El cine es estudiado desde el feminismo como una actividad semiótica, es decir que es una actividad que produce un significado. El lenguaje cinematográfico está constituido tanto por lo fílmico como por lo filmado desde la propuesta de Christian Metz dando como resultado significaciones fílmicas, formando todas “el contenido de la imagen”.

El cine de mujeres entonces sería aquel cuyo interés está en hablar de y desde la mujer, así como elaborar una visión o mirada femenina, donde interviene además del tema, la imagen y prioridades que determinan una visión del mundo.

Otra de las principales teorías fuertes que marcaron este cine fue el de la británica Laura Mulvey. En su ensayo Visual Pleasure and Narrative Cinema pone sobre la mesa el "male gaze”, el cual reflexiona que el cine que se realizaba en Hollywood partía desde una mirada masculina y discursos patriarcales y, a su vez a las mujeres solo se les tomaba como objetos.

A partir de ello las propuestas de las directoras desde sus contextos, fueron tomando cada vez más fuerza hasta llegar a un nuevo género cinematográfico. Marguerite Duras desarrolló la política del silencio, Margarethe von Trotta el cine sin concesiones, Ulrike Ottinger el cine lésbico, Lina Wertmüller el retrato de machismo y relaciones entre mujeres, Agnès Varda desde la Nouvelle Vague y el incómodo e inquietante discurso de Chantal Akerman. Sin olvidar desde luego a Maryse Sistach, Busi Cortés, Guita Schyfter y María Novaro, que desde México generaron también el movimiento de este cine.